Que nos inyecten una dosis rabiosa de petrodiésel.
Hermana, hermano, bajo las luces neón del Carulla en la 140,
Que me unten los labios con un lipstick de plomo,
Para besar los cuellos de camisa Fendi
De aquellos banqueros,
Ángeles posmodernos,
Dioses del esmog,
Supremos mónarcas del inmobiliario perlado como el puñal que atraviesa tu sensual carne
maquillada de poliéster negro
Como nuestro porvenir.
Que se pierde en los alambritos de carrito de supermercado,
En las siluetas anaranjadas tangelo-cósmicas de detergentes Tide,
En los accidentes automovilísticos haciendole mimica a Danilo Dueñas pero al revés,
Alma mía, que ni en sus apretadas trusas de escarcha dorada,
In El Dorado International Airport,
Nos podrá salvar el fantasma del Adam West volador.
Att. Federico Cienfuegos
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